Relato de un viaje en moto.

Este relato es de un viaje que hicimos Joaquín y yo en una TZR 80 y una vieja NS 125 por España en el verano de 1999.

Realmente fue un viaje divertido e inolvidable (con sus momentos difíciles, como debe ser) , disfrutamos de hacer ruta en moto por cantidad de parajes diferentes, buscando siempre las carreteras menos frecuentadas y los parajes más bonitos, costándonos a veces sorpresas desagradables (aunque quizá era lo que buscábamos).

En definitiva, con ilusión de aventura y muchas ganas de ir en moto.

 


España en 80 y 125

Siempre nos ha gustado perdernos por carreteras de montaña , sin tráfico y rodeados de bonitos paisajes. Por eso, decidimos hacerlo a lo grande y recorrer las cordilleras de la mitad norte de España.

 La idea era viajar sin prisas, buscando las carreteras y parajes más agradables, y en definitiva disfrutar viajando con una 80 y una 125 (no te creas que te hace falta más). Cierto es que tiene ventajas como que llegas a rincones poco frecuentados y disfrutas de la carretera y su entorno, pero también se te puede acabar la carretera (y tener que hacer algo de enduro) y que, por mucho que te gusten las curvas, puedes acabar hartito de ellas.

Con una media de 300 Kms diarios, repartidos desde buena mañana hasta el atardecer, el ritmo fue tranquilo, parando bastante (nunca faltó la siesta) y sin forzar las motos. De esta forma estábamos todo el día en moto y sin estar en un mismo sitio más del tiempo necesáreo .

Salida de Sabadell. Los primeros días recorrimos el Pirineo, entrando por el Valle d’Arán y pasando a Francia por el puerto del Portillón. Una vez en el Pirineo francés hicimos una típica etapa del Tour, pasando por los puertos de Peyressourde, Aspin, Tourmalet, Soulor, Aubisque y el Portalet de entrada a Huesca ; en fin, parajes impresionates y unas carreteras ideales para moto.

La ruta continuó por el Valle de Ansó, Ochogavía y las divertidas carreteras de Navarra. A pesar de evitar las ciudades, visitamos Bilbao y su deslumbrante Guggenheim. Ya en Cantabria, pasamos por los solitarios puertos de la Sia y de Estacas de Trueba, con paisajes realmente bonitos. Por el más transitado puerto del Escudo, visitamos el embalse del Ebro y su nacimiento (demasiado artificial para nuestro gusto). Después de esta ración de buenas carreteras y bullicio, queríamos alejarnos de la “civilización” y adentrarnos en zonas más salvajes, así que nos desviamos hacia el puerto de la Palombera que no nos defraudó y nos recibió con lluvia y espesa niebla, realmente éramos felices (aunque sea difícil de explicar).

Llegamos a Asturias por Panes y subimos a los Lagos de Covadonga que , a pesar del tráfico, vale la pena visitar. Pasamos a la provincia de León por la carretera del desfiladero de los Beyos que sube al puerto del Pontón , una ruta de lo más bonita y agradable. León sería nuestra segunda ciudad visitada, punto de encuentro de cantidad de peregrinos del Camino de Santiago. Nos animamos y decidimos compartir un buen trozo de camino con los peregrinos : de Astorga a Ponferrada y Villafranca del Bierzo por carreteras alternativas a la nacional, puerto de Pedrafita do Cebreiro (ya en Galicia), Sarria, ....

Para no perder la costumbre, nos desviamos de la ruta principal del Camino y nos “complicamos la vida” por carreteras locales en dirección Santiago. Realmente estas carreteras se “viven” , con un ojo puesto en el mapa sobredepósito, el otro buscando el siguiente bache digno de ser esquibado y preguntando a los paisanos no te aburres lo más mínimo. Un consejo : si buscas conversación pregunta a gente mayor y con un poco de suerte conocerás la historia de la región, tendrás una magnífica previsión meteorológica y hasta oirás nuevos capítulos de la Guerra Civil en tú región (siempre se agradece conocer gente amable).

Tras visitar Santiago de Compostela, decidimos llegar hasta Finisterre y nos recorrimos las rías hasta Noia, momento en el que nos despedimos del Atlántico para desviarnos por las más solitarias carreteras del interior, siempre en dirección sur, hacia Portugal. En estas carreteritas descubrimos un nuevo paisaje dominado por los Eucaliptos, muy agradable.

(Finisterre. ¿Quien dijo que en 80 y 125 no se puede llegar al fin del mundo?)

Entramos a Portugal por Portela do Home, por una especie de Parque Natural fantástico, y donde la entrada y salida de vehículos en el tramo de la espectacular carretera que lo atraviesa estaba controlado; de forma que se evita que la gente acampe y estropee el bosque (una tentación grande por lo bonito del entorno).

Disfrutamos por las retorcidas carreteras potuguesas, incluso a veces se llegó a hacer pesado, pues muchas supuestas nacionales son todo curvas y no hay momentos para relajarse, se avanza muy poco y ,además, hacía mucho calor. La verdad es que en esta segunda parte del viaje , fuera de la franja norte española, sufrimos mucho calor (echamos de menos aquellas frías mañanas de los días anteriores) .

Visitamos Vila Real, ciudad portuguesa donde había un circuito urbano perteneciente al antiguo campeonato internacional Tourist Trophy y donde aún se conservan las gradas de la recta principal. Salimos de Portugal por la nacional de Ciudad Rodrigo.

Nuestra intención era pasar por los puertos más bonitos (bueno, todos los que pudiéramos) de la cordillerra central en los siguientes días. Así pasamos por la Alberca, las Batuecas, Béjar , El Barco de Ávila, Navalmoral (y su puerto) , Ávila, Pto. de Navacerrada, el de Cotos y el de la Morcuera. Disfrutamos de lo lindo, buscando las carreteras menos transitadas, encontrando rincones muy bonitos a costa de sorpresas como perderse o quedarse sin asfalto (por ejemplo cuando nos desviamos camino del Escorial por una carreterita hacia un tal Peguerinos)

Tras recorrer la sierra madrileña, nos dirigimos hacia Guadalajara. Conocimos Pastrana, Sacedón , la bonita ruta por las Hoces de Priego y Beteta (ya en cuenca), decidimos dejar Cuenca para otro viaje, y seguimos por Albarracín hasta Teruel. Todas estas son perfectas carreteras para los amantes de la soledad y tranquilidad, plagadas de sorprendentes parajes.

(Cargándose la relación peso/potencia. No sólo de moto vive el hombre.)

Aunque para carreteras solitarias las que hicimos a continuación, en la provincia de Teruel, por el Pto. de Cabigordo, el de Sollavientos, el de Villarroya y el del Cuarto Pelado. Además en esta etapa se nos hizo de noche sin encontrar sitio donde dormir, pues era mal terreno para acampar, no hay campings y la única alternativa era un hostal, algo a lo que nos habituamos en este viaje pero que en esta zona fue crítico, al haber pocos pueblos y ser pequeños. La ruta por retorcidas carreteritas con barrancos en plena noche y sin saber donde dormir no era muy agradable , pero la aventura es la aventura y a veces vienen mal dadas. Finalmente, con la ayuda de unos paisanos, encontramos habitación donde dormir.

Debo decir que a la hora de encontrar sitio donde dormir no tuvimos demasiados problemas, considerando que no teníamos nada reservado ni información de hostales, y que ,por tanto, nos buscabamos la vida día a día en ‘tiempo real’. Quizá la más problemática fue esta etapa y alguna anterior en Guadalajara y Galicia. Aunque inicialmente la idea era ir de cámping y acampada libre, pronto aprendimos que existen muchos hostales (o el típico bar con habitaciones encima) que por muy poquito más que el camping nos daban habitación y hasta nos guardaban las motos en sus patios o garages (gente muy maja). Y cualquiera que haya ido varios días de camping sabrá en lo pesado que se convierte montar y desmontar la tienda (sobre todo por las mañanas) , y además una cama siempre será una cama. Por eso, practicamos el ‘hosteling’ tanto como pudimos.

(Una de acampada libre. Mejor que muchos cámpings)

Pero siguiendo en Teruel, visitamos Aguaviva (pueblo de mi Abuelo) y La Portellada (el de mi madre), cercano al más conocido Valderrobres, y cuyas carreteras han de tomarse con mucha calma (aunque siempre puedes optar por el suicidio, si no te matas antes con algún bache o despeñado).

Ya con terreno conocido a la vista, cambiamos de medio de transporte por unos minutos y cruzamos el Ebro en balsa por Miravet (Tarragona) para seguir nuestro camino hacia casa por la Sierra de Prades, Montblanc, Santa Coloma de Queralt y Martorell. Como se puede ver fuimos fieles a nuestra forma de viajar hasta el final , buscando carreteritas de montaña (sin autopista ni nacionales) hasta cuando estabamos cerca de casa. Sin duda es la forma de disfrutar con motos pequeñas.

Finalmente, Joaquín y yo tuvimos que separarnos por primera vez en todo el viaje (algo que se hace extraño después de tantos días de ruta conjunta) . A la altura de Martorell, él y su TZR 80 se dirigieron a Barcelona ciudad y yo con mi vieja NS 125 hacia Sabadell.

Total: 15 días de viaje y unos 4500 Kms por la mitad norte de España , parte de Portugal y un poco de Francia. Inolvidable, la verdad es que esto de viajar en moto te engancha. Ya estamos preparando nuevos viajes, aunque de momento nos conformaremos con las rutas del fin de semana.

 

 


Aquí pongo unas cuantas fotos más del viaje:

(Como se puede ver, hasta hicimos enduro... y no pocos quilómetros. En el mapa parecía una carretera, lo juro.)

(Subimos tantos puertos como pudimos; suele ser garantía de bonitos paisajes y divertidas carreteras)

(Más puertos: bajando el Portillón hacia Francia y en alguno de Cantabria (me parece))

(Descansando en algún sitio del sur de Galicia. Y un poquillo alto para saltar) 

Volver